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¿LA  SALIDA ES PONER EN DEBATE UNA LGT QUE CONSAGRARÍA TODA LA LEGISLACION ANTILABORAL, O INCORPORAR A LA LUCHA ACTUAL  LA DEMANDA DE DEROGATORIA DE LAS NORMAS QUE ESTABLECEN LOS REGÍMENES DE TRABAJO DISCRIMINATORIOS?

POR QUÉ NO AL PROYECTO DE LEY GENERAL DE TRABAJO DEL CONGRESISTA DAMMERT Y DEL “FRENTE AMPLIO – ACCION POPULAR”

Un importante debate donde está en juego la defensa de los derechos laborales.

Publicado: 2015-03-24

La dirigencia de la CGTP, luego de la derrota de la Ley Pulpín, viene planteando como salida a las demandas y aspiraciones de los trabajadores, la puesta en debate y aprobación de la LGT. Argumenta que la legislación laboral, al estar dispersa, favorece el abuso patronal y a la proliferación de los regímenes laborales especiales. Y muestra la oposición de la CONFIEP a la LGT como prueba de que su posición sería progresiva.  

La dirigencia de la CGTP, en realidad, sostiene el mismo planteamiento desde hace años. Esto lo llevó el 2012 a consensuar un proyecto de ley a nivel del llamado Consejo Nacional de Trabajo con los representantes del gobierno y los empresarios. Entonces la misma central reconoció que había “consensuado” 85 % del proyecto, y que el resto se debatiría en el Congreso. El proyecto luego fue refrendado por una “Comisión de Expertos” liderado por Carlos Blancas que, entones, dijo lo siguiente: “Se observó un alto grado de consenso en la discusión previa al proyecto en las instituciones mencionadas. Nosotros hemos respetado este consenso…” Este “consenso” fue profundamente patronal, como veremos luego.

Sin embargo, el proyecto no llegó a ingresar al Pleno del Congreso por la oposición de los sectores recalcitrantes del empresariado, que prefieren que continúe el actual estado de cosas, y muy a pesar de la CGTP que se desgañitó exigiendo sea puesto en debate. Y luego fue al archivo.

Tres años después, aprovechando la coyuntura de la derogatoria de la Ley Pulpín, el congresista Manuel Dammert -de los registros del Frente Amplio y al que pertenece el Partido Comunista -, presentó un proyecto de LGT en la misma noche del 26 de enero. Dammert no elaboró nada nuevo ni vio la necesidad de consultar con nadie: sólo echó mano del mismo proyecto archivado el 2012 y lo presentó como nuevo, porque era de “consenso”. A renglón seguido, desde la dirigencia de la CGTP y los colectivos juveniles afines al Frente Amplio, salieron a reclamar, al unísono, “la puesta en debate de la LGT”. Así volvió “la cantaleta de la LGT”, como dice Rendón.

La respuesta no se hizo esperar. En los sindicatos bases y en los mismos espacios de coordinación, en la medida que se conocía que el proyecto Dammert era el mismo “consensuado” el 2012, comenzó a ser rechazado, y hoy casi nadie defiende el proyecto, ni los aliados políticos de Dammert.

Y es que entre el 2011 y 2012 en las bases obreras hubo un creciente cuestionamiento al proyecto consensuado en el CNT, incluso se llegó a formar el Movimiento Laboral que hizo campaña contra dicho proyecto, agrupando a medio centenar de sindicatos.

El ML, en resumidas cuentas, denunció que dicho proyecto, contra lo que se cree y afirma, no traía nada favorable para los trabajadores y que, al contrario, consagraba toda la legislación antilaboral que se había establecido desde Fujimori hasta a esa fecha, y también afirmaba que el consenso que había otorgado la dirigencia de la CGTP equivalía como mínimo a un error grave. Y dijo: antes de una ley que consagre la pérdida de derechos, se necesita luchar por la derogatoria puntual de los decretos y leyes antilaborales.

Todo esto volvió a refrescarse estos días, obligando a un reacomodo de posiciones. Por ello la dirigencia de la CGTP ahora ya no habla de su proyecto de consenso y pretende ocultar su lastimoso papel del 2012, y se propone elaborar un nuevo proyecto. Y en los espacios juveniles del Frente Amplio ahora se plantea: “por una LGT con participación de los trabajadores”.

Es bueno corregirse, y lo celebramos. Pero hay un problema. Mientras se habla de preparar un nuevo proyecto desde el seno de la central, lo concreto es que hay uno que está corriendo y que puede entrar al debate del Pleno en cualquier momento: el proyecto Dammert. Si la CGTP no lo apoya y tampoco los colectivos juveniles del Frente Amplio, la Federación Textil, etc., entonces hay que demandar su archivamiento, junto con el proyecto 4008 de ceses colectivos, e impedir que ingrese al debate parlamentario.

¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué la dirigencia CGTP en sus pronunciamientos y en declaraciones públicas de sus dirigentes pide y demanda a cuatro vientos la puesta en debate de la LGT, cuando sabe que en la mesa del Congreso solo está el proyecto Dammert y es el único que puede ingresar a debate? Es una aclaración que ellos están obligados a hacer.

¿Es correcto demandar que se apruebe una LGT?

Elaborar un proyecto de la central y participar de la elaboración de la LGT suena atractivo. Difícilmente alguien se podría oponer. Sin embargo, se trata de una salida engañosa y tramposa.

La propuesta se justifica, primero, con el argumento de se necesita “ordenar” toda la legislación dispersa. Preguntamos: ¿Qué se va a ordenar sino es toda la legislación antilaboral dictada desde la época fujimorista hasta los últimos gobiernos? Se ordenará y se le pondrá cerrojo. Eso es justamente lo que se hizo con la ley “consensuada”. No solo lo decimos nosotros, lo dice hasta Valentín Pacho, antiguo dirigente de la CGTP y camarada de Mario Huamán: “Una rápida lectura al proyecto (LGT) genera desaliento y frustración, pues comprobamos que solo se trata una recopilación de toda la legislación antilaboral y antisindical impuesta por anteriores gobiernos neoliberales. De aprobarse tal proyecto, por más remiendos que le pongan, sería como disfrazar al lobo de caperucita. Una burla más para los trabajadores.” (Ver en la web de la CGTP “¿Cambio o maquillaje?”).

¿Pero por qué la CGTP –o cualquier otro- no puede presentar un proyecto que realmente restablezca los derechos de los trabajadores? Porque primero tendría que derogarse toda la legislación laboral vigente, y tendría que cambiarse la Constitución del 93 con la que se hizo tabla rasa de los derechos laborales. Hacer una LGT en las actuales condiciones es como negociar con un asaltante que tiene secuestrada nuestra casa: se negociará en el terreno del delincuente.

El mismo dirigente Valentín Pacho lo explica: “Si el proyecto de LGT está basado en la actual Constitución fujimorista, entonces, de aprobarse en el Congreso, se hará en contra de los intereses de los trabajadores, con la diferencia de que las leyes neoliberales dispersas estarán centralizadas en una sola ley orgánica. Eso no sería ningún cambio sino simple demagogia.”

¿”Algo se puede ganar”?

Se nos acusa de maximalistas y se pretende que negociando una nueva LGT algo podremos ganar, mientras se mantiene la lucha por las grandes aspiraciones para un futuro incierto. Con ese criterio de “negociar” e ir por “algo” consensuaron el proyecto de LGT del 2012 que, junto con algunas pequeñeces que se presentan con alharaca, entierra derechos históricos de la clase obrera. Y esto ocurrió cuando Humala apenas asumió su mandato y los miembros del Frente Amplio estaban en el gobierno. Ahora que el gobierno, como ellos mismos reconocen, giró a la “derecha”, y que la mayoría del Congreso es reaccionaria, es evidente que ni ese “algo” se podrá obtener. De una sola cosa podemos estar seguros: de debatirse la LGT en este Congreso perderemos más de lo que se entregó negociando el proyecto del 2012. Es evidente que nadie quiere esto, pero es el camino por donde nos llevan.

Mario Huamán dice: “demandamos a las mismas bancadas que votaron por la derogatoria de la Ley Pulpín (agregamos nosotros: el fujimorismo, el aprismo, el toledismo y solidaridad nacional), respaldar la dación de una Ley General de Trabajo y así demostrar que no están comprometidas con los grupos de poder económico..”. (Por una Ley General de Trabajo, ahora. Mario Huamán. Diario la Primera, 30.01.2015.). ¿Realmente se cree lo que escribe?

Además, el proyecto que prepara la CGTP enfrenta otros dilemas: Primero: para presentarlo necesita la firma de 6 congresistas, que no los tiene, pues sus congresistas del Frente Amplio suscriben el proyecto Dammert. Y segundo, los sectores que respaldan el debate de la LGT, del gobierno y de la patronal, respaldan también la idea de discutir el proyecto Dammert porque ha sido consensuado en un 85%. Si la CGTP se va a retirar del “consenso” es bueno que lo diga, porque los otros aun lo consideran parte del acuerdo. Si en la negociación de un Pliego, luego de largas reuniones y habiendo llegado a un nivel de acuerdo, la representación sindical se ve obligado a cambiar de posición y eleva sus demandas, debe comunicarlo.

En este contexto, ¿cuál es el sentido del proyecto que presentará la CGTP? Tener el derecho a participar en la elaboración de la ley, de una ley que al final, por donde se la mire, resultará lesiva para los trabajadores. Así se materializará, con bombos y platillos, la llamada “participación de los trabajadores”. Mejor dicho: las organizaciones de los trabajadores, en este caso la CGTP, convalidarán la aprobación de una ley lesiva a sus intereses. Ya lo sabemos: en el Congreso no habrá ni existirá negociación y la mayoría decidirá con su voto, resultando peor de lo que fue el CNT donde la dirigencia de la CGTP “consensuó” posiciones.

Así las cosas, se impone la pregunta: ¿por qué debemos ser empujados a discutir y aprobar una ley que a todas luces será contraria a nuestros intereses. ¿Por qué debemos ser comparsa de los que prenden enterrar los derechos históricos de la clase obrera?

En este panorama es mucho mejor seguir la recomendación de Valentín Pacho: “es preferible que nos impongan como lo están haciendo, pero jamás pactar con ellos”. Así tendremos las manos libres para luchar ahora y siempre.

¿A qué responde la demanda de poner en debate la LGT?

Luego de arrancar la derogatoria de la Ley Pulpín, la mayor amenaza que enfrentan el gobierno y la patronal en el actual momento es la continuidad de la movilización, esta vez de la clase trabajadora que va por otras reivindicaciones y demandas postergadas. La mejor manera de desactivar esta movilización es precisamente mediante la puesta en “debate” de una LGT, “con participación de los trabajadores”, bajo el engaño o la ilusión de que atenderá o resolverá sus demandas. Es una falsa expectativa alentada por el gobierno en medio de su enorme debilidad.

¿Cuál es la salida? La salida es continuar la actual movilización, en la perspectiva que recomienda el Dr. Jorge Rendón Vásquez, el dirigente Valentín Pacho y decenas de sindicatos que conformaron el Movimiento Laboral: Antes de poner en agenda la elaboración de una LGT, se precisa luchar por la derogatoria de las leyes y decretos antilaborales (de servis, tercerización, contratos de exportación, etc. ), y por la modificación (o la derogatoria según nosotros) de la Constitución de Fujimori para restituir los derechos históricos que nos fueran arrebatados.

¿Qué planteamos?

Frente al actual debate sobre la LGT, proponemos poner en discusión en las bases los siguientes planteamientos:

1. Demandar desde la CGTP y desde todos los organismos de los trabajadores, el archivamiento del proyecto de LGT del congresista Dammert por consagrar el desconocimiento y violación de los derechos laborales.

2. La CGTP ni ninguna central debe participar en ninguna instancia del Congreso o la CNT, que debata el proyecto de LGT, resguardando nuestra independencia para salir a luchar.

3. Incorporar a nuestro programa de lucha actual la derogatoria de todos los regímenes de trabajo abusivos y sobreexplotadores: el que afecta a los trabajadores textiles, de pymes y de agroexportación.

4. Que un Congreso democrático de la CGTP discuta qué hacer para restituir los derechos históricos de los trabajadores y como responder al tema de la Ley laboral.

POR QUÉ NO AL PROYECTO DE LGT DEL CONGRESISTA DAMMERT Y DEL “FRENTE AMPLIO – ACCION POPULAR”

La dirigencia de la CGTP, luego de la derrota de la Ley Pulpín, viene planteando como salida a las demandas y aspiraciones de los trabajadores, la puesta en debate y aprobación de la LGT. Argumenta que la legislación laboral, al estar dispersa, favorece el abuso patronal y a la proliferación de los regímenes laborales especiales. Y muestra la oposición de la CONFIEP a la LGT como prueba de que su posición sería progresiva.

La dirigencia de la CGTP, en realidad, sostiene el mismo planteamiento desde hace años. Esto lo llevó el 2012 a consensuar un proyecto de ley a nivel del llamado Consejo Nacional de Trabajo con los representantes del gobierno y los empresarios. Entonces la misma central reconoció que había “consensuado” 85 % del proyecto, y que el resto se debatiría en el Congreso. El proyecto luego fue refrendado por una “Comisión de Expertos” liderado por Carlos Blancas que, entones, dijo lo siguiente: “Se observó un alto grado de consenso en la discusión previa al proyecto en las instituciones mencionadas. Nosotros hemos respetado este consenso…” Este “consenso” fue profundamente patronal, como veremos luego.

Sin embargo, el proyecto no llegó a ingresar al Pleno del Congreso por la oposición de los sectores recalcitrantes del empresariado, que prefieren que continúe el actual estado de cosas, y muy a pesar de la CGTP que se desgañitó exigiendo sea puesto en debate. Y luego fue al archivo.

Tres años después, aprovechando la coyuntura de la derogatoria de la Ley Pulpín, el congresista Manuel Dammert -de los registros del Frente Amplio y al que pertenece el Partido Comunista -, presentó un proyecto de LGT en la misma noche del 26 de enero. Dammert no elaboró nada nuevo ni vio la necesidad de consultar con nadie: sólo echó mano del mismo proyecto archivado el 2012 y lo presentó como nuevo, porque era de “consenso”. A renglón seguido, desde la dirigencia de la CGTP y los colectivos juveniles afines al Frente Amplio, salieron a reclamar, al unísono, “la puesta en debate de la LGT”. Así volvió “la cantaleta de la LGT”, como dice Rendón.

La respuesta no se hizo esperar. En los sindicatos bases y en los mismos espacios de coordinación, en la medida que se conocía que el proyecto Dammert era el mismo “consensuado” el 2012, comenzó a ser rechazado, y hoy casi nadie defiende el proyecto, ni los aliados políticos de Dammert.

Y es que entre el 2011 y 2012 en las bases obreras hubo un creciente cuestionamiento al proyecto consensuado en el CNT, incluso se llegó a formar el Movimiento Laboral que hizo campaña contra dicho proyecto, agrupando a medio centenar de sindicatos.

El ML, en resumidas cuentas, denunció que dicho proyecto, contra lo que se cree y afirma, no traía nada favorable para los trabajadores y que, al contrario, consagraba toda la legislación antilaboral que se había establecido desde Fujimori hasta a esa fecha, y también afirmaba que el consenso que había otorgado la dirigencia de la CGTP equivalía como mínimo a un error grave. Y dijo: antes de una ley que consagre la pérdida de derechos, se necesita luchar por la derogatoria puntual de los decretos y leyes antilaborales.

Todo esto volvió a refrescarse estos días, obligando a un reacomodo de posiciones. Por ello la dirigencia de la CGTP ahora ya no habla de su proyecto de consenso y pretende ocultar su lastimoso papel del 2012, y se propone elaborar un nuevo proyecto. Y en los espacios juveniles del Frente Amplio ahora se plantea: “por una LGT con participación de los trabajadores”.

Es bueno corregirse, y lo celebramos. Pero hay un problema. Mientras se habla de preparar un nuevo proyecto desde el seno de la central, lo concreto es que hay uno que está corriendo y que puede entrar al debate del Pleno en cualquier momento: el proyecto Dammert. Si la CGTP no lo apoya y tampoco los colectivos juveniles del Frente Amplio, la Federación Textil, etc., entonces hay que demandar su archivamiento, junto con el proyecto 4008 de ceses colectivos, e impedir que ingrese al debate parlamentario.

¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué la dirigencia CGTP en sus pronunciamientos y en declaraciones públicas de sus dirigentes pide y demanda a cuatro vientos la puesta en debate de la LGT, cuando sabe que en la mesa del Congreso solo está el proyecto Dammert y es el único que puede ingresar a debate? Es una aclaración que ellos están obligados a hacer.

¿Es correcto demandar que se apruebe una LGT?

Elaborar un proyecto de la central y participar de la elaboración de la LGT suena atractivo. Difícilmente alguien se podría oponer. Sin embargo, se trata de una salida engañosa y tramposa.

La propuesta se justifica, primero, con el argumento de se necesita “ordenar” toda la legislación dispersa. Preguntamos: ¿Qué se va a ordenar sino es toda la legislación antilaboral dictada desde la época fujimorista hasta los últimos gobiernos? Se ordenará y se le pondrá cerrojo. Eso es justamente lo que se hizo con la ley “consensuada”. No solo lo decimos nosotros, lo dice hasta Valentín Pacho, antiguo dirigente de la CGTP y camarada de Mario Huamán: “Una rápida lectura al proyecto (LGT) genera desaliento y frustración, pues comprobamos que solo se trata una recopilación de toda la legislación antilaboral y antisindical impuesta por anteriores gobiernos neoliberales. De aprobarse tal proyecto, por más remiendos que le pongan, sería como disfrazar al lobo de caperucita. Una burla más para los trabajadores.” (Ver en la web de la CGTP “¿Cambio o maquillaje?”).

¿Pero por qué la CGTP –o cualquier otro- no puede presentar un proyecto que realmente restablezca los derechos de los trabajadores? Porque primero tendría que derogarse toda la legislación laboral vigente, y tendría que cambiarse la Constitución del 93 con la que se hizo tabla rasa de los derechos laborales. Hacer una LGT en las actuales condiciones es como negociar con un asaltante que tiene secuestrada nuestra casa: se negociará en el terreno del delincuente.

El mismo dirigente Valentín Pacho lo explica: “Si el proyecto de LGT está basado en la actual Constitución fujimorista, entonces, de aprobarse en el Congreso, se hará en contra de los intereses de los trabajadores, con la diferencia de que las leyes neoliberales dispersas estarán centralizadas en una sola ley orgánica. Eso no sería ningún cambio sino simple demagogia.”

¿”Algo se puede ganar”?

Se nos acusa de maximalistas y se pretende que negociando una nueva LGT algo podremos ganar, mientras se mantiene la lucha por las grandes aspiraciones para un futuro incierto. Con ese criterio de “negociar” e ir por “algo” consensuaron el proyecto de LGT del 2012 que, junto con algunas pequeñeces que se presentan con alharaca, entierra derechos históricos de la clase obrera. Y esto ocurrió cuando Humala apenas asumió su mandato y los miembros del Frente Amplio estaban en el gobierno. Ahora que el gobierno, como ellos mismos reconocen, giró a la “derecha”, y que la mayoría del Congreso es reaccionaria, es evidente que ni ese “algo” se podrá obtener. De una sola cosa podemos estar seguros: de debatirse la LGT en este Congreso perderemos más de lo que se entregó negociando el proyecto del 2012. Es evidente que nadie quiere esto, pero es el camino por donde nos llevan.

Mario Huamán dice: “demandamos a las mismas bancadas que votaron por la derogatoria de la Ley Pulpín (agregamos nosotros: el fujimorismo, el aprismo, el toledismo y solidaridad nacional), respaldar la dación de una Ley General de Trabajo y así demostrar que no están comprometidas con los grupos de poder económico..”. (Por una Ley General de Trabajo, ahora. Mario Huamán. Diario la Primera, 30.01.2015.). ¿Realmente se cree lo que escribe?

Además, el proyecto que prepara la CGTP enfrenta otros dilemas: Primero: para presentarlo necesita la firma de 6 congresistas, que no los tiene, pues sus congresistas del Frente Amplio suscriben el proyecto Dammert. Y segundo, los sectores que respaldan el debate de la LGT, del gobierno y de la patronal, respaldan también la idea de discutir el proyecto Dammert porque ha sido consensuado en un 85%. Si la CGTP se va a retirar del “consenso” es bueno que lo diga, porque los otros aun lo consideran parte del acuerdo. Si en la negociación de un Pliego, luego de largas reuniones y habiendo llegado a un nivel de acuerdo, la representación sindical se ve obligado a cambiar de posición y eleva sus demandas, debe comunicarlo.

En este contexto, ¿cuál es el sentido del proyecto que presentará la CGTP? Tener el derecho a participar en la elaboración de la ley, de una ley que al final, por donde se la mire, resultará lesiva para los trabajadores. Así se materializará, con bombos y platillos, la llamada “participación de los trabajadores”. Mejor dicho: las organizaciones de los trabajadores, en este caso la CGTP, convalidarán la aprobación de una ley lesiva a sus intereses. Ya lo sabemos: en el Congreso no habrá ni existirá negociación y la mayoría decidirá con su voto, resultando peor de lo que fue el CNT donde la dirigencia de la CGTP “consensuó” posiciones.

Así las cosas, se impone la pregunta: ¿por qué debemos ser empujados a discutir y aprobar una ley que a todas luces será contraria a nuestros intereses. ¿Por qué debemos ser comparsa de los que prenden enterrar los derechos históricos de la clase obrera?

En este panorama es mucho mejor seguir la recomendación de Valentín Pacho: “es preferible que nos impongan como lo están haciendo, pero jamás pactar con ellos”. Así tendremos las manos libres para luchar ahora y siempre.

¿A qué responde la demanda de poner en debate la LGT?

Luego de arrancar la derogatoria de la Ley Pulpín, la mayor amenaza que enfrentan el gobierno y la patronal en el actual momento es la continuidad de la movilización, esta vez de la clase trabajadora que va por otras reivindicaciones y demandas postergadas. La mejor manera de desactivar esta movilización es precisamente mediante la puesta en “debate” de una LGT, “con participación de los trabajadores”, bajo el engaño o la ilusión de que atenderá o resolverá sus demandas. Es una falsa expectativa alentada por el gobierno en medio de su enorme debilidad.

¿Cuál es la salida? La salida es continuar la actual movilización, en la perspectiva que recomienda el Dr. Jorge Rendón Vásquez, el dirigente Valentín Pacho y decenas de sindicatos que conformaron el Movimiento Laboral: Antes de poner en agenda la elaboración de una LGT, se precisa luchar por la derogatoria de las leyes y decretos antilaborales (de servis, tercerización, contratos de exportación, etc. ), y por la modificación (o la derogatoria según nosotros) de la Constitución de Fujimori para restituir los derechos históricos que nos fueran arrebatados.

¿Qué planteamos?

Frente al actual debate sobre la LGT, proponemos poner en discusión en las bases los siguientes planteamientos:

1. Demandar desde la CGTP y desde todos los organismos de los trabajadores, el archivamiento del proyecto de LGT del congresista Dammert por consagrar el desconocimiento y violación de los derechos laborales.

2. La CGTP ni ninguna central debe participar en ninguna instancia del Congreso o la CNT, que debata el proyecto de LGT, resguardando nuestra independencia para salir a luchar.

3. Incorporar a nuestro programa de lucha actual la derogatoria de todos los regímenes de trabajo abusivos y sobreexplotadores: el que afecta a los trabajadores textiles, de pymes y de agroexportación.

4. Que un Congreso democrático de la CGTP discuta qué hacer para restituir los derechos históricos de los trabajadores y como responder al tema de la Ley laboral.


Escrito por

freddysala

Militante socialista desde 1972. Periodista. CCSS en UNMSM. Compromiso de vida con los destinos de la clase obrera.


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