Así, de "histórica", calificó el dirigente Rony Mendoza la huelga de 19 días que realizaron los trabajadores de Cogorno el mes de noviembre. 

No es para menos. Nunca se ha visto una situación más adversa que la que enfrentaron estos trabajadores para realizar una huelga: dos ceses colectivos que han dejado en la calle a más de 100 y disminuido considerablemente la fuerza del sindicato, el impedimento de la mitad de los que quedan afiliados a ejercer su derecho de huelga por haber sido declarados como “puestos indispensables”, los principales dirigentes se encuentran despedidos, etc. De este modo, la huelga, acatada por un reducido número de trabajadores, se inició con más dudas que certezas.

Sin embargo, la huelga se vio favorecida por tres hechos. El otro sindicato dirigido por Percy Cardenas se sumó a la huelga una semana después; salió con retraso por el retraso de la autorización del Ministerio de Trabajo, lo que contribuyó a fortalecer la huelga y la moral de los participantes. En segundo lugar por el rol jugado por los dirigentes, especialmente de Rony Mendoza, que pese a estar en la calle sin un sol en los bolsillos, se jugaron enteros por la huelga desde el primer minuto hasta el último, colocándose al frente de la misma, agitando y dando ánimo y confianza a sus compañeros. Por último, fue también clave la solidaridad que llevaron numerosos sindicatos, varios de los cuales llegaron con sus banderolas, delegaciones y hasta aporte para la Olla Común: el Sitobur, Celima, Sitob, Molitalia, Ripley, Backus, la Federación Textil, el Sutesal y muchos más, junto a muchos activistas, quienes acompañaron la lucha mostrándole a la empresa que no estaban solos en su lucha.

Así, a lo largo de 19 días la bulla se hizo estruendosa e imparable en la fábrica, en las oficinas de la empresa y sus alrededores. El penúltimo día de negocian el gerente de gestión humana expresó su malestar porque le dolía que los obreros le gritaran sus verdades todos los días. “Le dije: me quiere en la calle pero aquí estoy, frente a Ud.”, es la mejor anécdota que recuerda el compañero Percy Cárdenas.

De este modo, al final la tozudez de los funcionarios tuvo que ceder y se advinieron a un acuerdo. Este acuerdo aunque en términos económicos no es nada deslumbrante si lo es en términos de que cada centavo estampado en el Convenio, fue producto de una gran lucha sostenido en condiciones difíciles. Una verdadera lucha histórica de la que todos debemos aprender.